jueves, 8 de mayo de 2008

Jueves de ceniza

por Raúl Nicolás Fernández

foto: La Gaceta on line


Finalmente, las cenizas del volcán Chaitén llegaron a Buenos Aires. Impulsada por el viento que sopla en dirección al oeste, la nube de cenizas se ubicó a más de 3000 metros de altura.

Según el Servicio Meteorológico Nacional, el cielo porteño adquirió por la tarde un tono grisáceo, cuya densidad sería menor a la del humo emanado por la quema de pastizales.

Si bien el tráfico aéreo aun funciona con normalidad en Aeroparque y Ezeiza, ya fue suspendido en Mar del Plata y en Bahía Blanca a causa de la caída de cenizas.

El panorama, en principio, no parece preocupante para los habitantes de la provincia, aunque puede empeorar de continuar el volcán chileno con su actividad.

Mientras tanto, Los andes on line informó que en las ciudades patagónicas más afectadas, como Bariloche, Esquel y el Bolsón, se determinó que el agua no es potable, por lo que la Secretaría de Medio ambiente de Chubut continúa con la entrega de agua envasada y el monitoreo de la calidad del aire.

Algunos expertos aseguraron al mencionado medio que este fenómeno "no va a terminar rápido".

Del otro lado de la cordillera, miles de personas originarias de Chaitén y Futaleufú continúan evacuadas. Ansalatina.com informó que estos se convirtieron en pueblos abandonados: "en Chaitén vivían 7000 personas y hoy sólo permanecen en el lugar, según informes oficiales, tres civiles y nueve militares".
La misma agencia también confirmó el estado de alerta roja en el país trasandino a partir de que la erupción volcánica comenzase a despedir lava y rocas. Otro factor a tener en cuenta es el posible deshielo que se puede producir a causa del incremento de la temperatura, lo que podría ocasionar desbordes de los arroyos y ríos de la zona.

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